miércoles, 11 de marzo de 2009

Bumangueses no saben lo que es una mascota

Mapaches, zorrillos, armadillos, todo tipo de culebras, guacamayas, búhos, tortugas y hasta micos hacen parte de larga lista de ‘mascotas’ que tienen los bumangueses en sus casas. Pese a que la ley considera que estos animales no son propios para tenerlos en viviendas y mucho menos para comercializarlos, los ciudadanos insisten en tenerlos sin medir las consecuencias.
Esa es la advertencia de la Corporación para la Defensa de la Meseta de Bucaramanga, Cdmb, la Policía Ambiental y organizaciones protectoras de animales, a propósito de las alarmantes cifras que reportan las mismas autoridades.

Sólo el año pasado, por ejemplo, la Policía Ambiental realizó 1.200 incautaciones de animales, la mayoría de ellos aves como guacamayas, loros, mirlas, toches y azulejos, seguidos por reptiles como las boas constrictor y mamíferos como los monos cariblancos.

Es decir, en la ciudad y el área metropolitana el promedio mensual de incautación fue de 100 animales, porque su tenencia era ilegal o porque habían recibido malos tratos.

“Para muchas personas tener un animal se volvió un hábito. Lo que no han entendido es que muchos de ellos no se pueden tener en las viviendas porque eso atenta contra su desarrollo. Las aves son las más afectadas en todo este comercio. Este año, por ejemplo, ya hemos incautado 50 de ellas en la ciudad”, señaló el subintendente Alexánder Aguilar, de la Policía Ambiental.

A su voz se une la de Alejandro Sotomonte, médico veterinario de la Fundación Amiga de los Animales y la Naturaleza, Fanat, quien manifiesta preocupación por la situación: “Hemos encontrado que la gente tiene todo tipo de animales en su casas como si se tratara de un zoológico. Lo peor del caso es que a veces los maltratan y les dan de comer chocolatinas, pan, aguadepanela, arepa y otras cosas que no tienen nada que ver con su real y adecuada alimentación”.

Problemas paralelos

De acuerdo con los expertos, un triple problema reviste la tenencia de animales en la capital santandereana: la mayoría de las especies silvestres son obtenidas ilegalmente, algunas de las mascotas son maltratadas y, además, la ciudad es centro del comercio ilegal de especies en el país.

“Quienes tienen especies silvestres en sus casas por lo general no tienen los permisos de la Cdmb y es cuando el animal crece, que deciden entregarlo. El otro problema es con los animales domésticos, cuando la gente los maltrata o se vuelven un problema para la convivencia o la salud”, dijo el subintendente Aguilar.

Frente a casos que parecieran insólitos, el funcionario recuerda que en la ciudad han encontrado tigrillos y monos amarrados con cadenas por su constante hiperactividad: “Cuando los animales son bebés la gente vive encariñada con ellos porque pueden jugar y cuidarlos. Pero cuando crecen, estos se convierten en un problema porque los micos, por ejemplo, se vuelven muy hiperactivos”.

El agente agrega que la gente siente una preferencia por los reptiles. De acuerdo con el reporte oficial, este año ya han incautado unas 70 serpientes, es decir, una cada día, en promedio.

‘No son un juguete’

Alejandro Sotomonte, médico veterinario de Fanat, señala que al tema del tráfico se le suma el del trato, dado que “muchos consideran que los animales son un juguete, que se les puede dejar en cualquier lugar y dar un alimento común”.

Sólo Fanat recibe cada día cinco llamadas con denuncias sobre tenencia inadecuada de animales, empezando por los perros y gatos que encabezan la lista de los domésticos favoritos, por su convivencia con el ser humano.

“No siempre los maltratados son los silvestres. Mire que ahora en el centro de zoonosis hay 40 perros, algunos de ellos encontrados en abandono o decomisados por maltrato. Si no hay alguien que responda por ellos, es probable que esos animales tengan que ser sacrificados”, indicó el funcionario.

Punto estratégico

Gloria Séfora Lozano, encargada del Grupo de Protección Ambiental de la Cdmb, señala que este tráfico y tenencia de fauna silvestre es un daño permanente a los ecosistemas del país.

“La gente no se imagina el daño que causa cuando compra una boa, un ave o un mico. Un animal que lleva muchos años en una jaula es muy difícil de regresarlo a su hábitat natural. Sobre todo los primates, porque ellos conviven en familia”, afirmó.

La funcionaria señala que esta tenencia es favorecida por un tráfico ilegal que es común en Bucaramanga, dado que es un punto estratégico para tal comercio.

“No podemos hablar de precios fijos porque esos varían mucho de acuerdo con el animal. Así como hay gente que paga $10.000 por una tortuga pequeña, hay otros que exigen $500.000 por una guacamaya. Sucede que la ciudad es un punto central para la llegada de animales desde la Costa Atlántica, el Magdalena Medio o desde Bogotá”, comentó

De forma curiosa, “es en la temporada de Semana Santa y vacaciones cuando el tráfico de animales silvestres aumenta en la ciudad”, apuntó.

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